los últimos minutos con mi verdadera familia.
martes, diciembre 27
Egreso
los últimos minutos con mi verdadera familia.
domingo, diciembre 25
Tiene que
domingo, diciembre 11
Poca cosa
jueves, diciembre 8
La caja boba
" Hoy, hasta gente instruida confiesa que lee menos porque se siente cada vez más solicitada por la imagen. Hasta los intelectuales más refractarios a la televisión no logran rehuirla, pues sus niños la reclaman, sintiéndose humillados cuando en el colegio se discute sobre programas que ellos no han visto.
La imagen es de fácil comprensión y accesible a todo el mundo, se dirige a la emotividad, no da tiempo a reflexionar ni a razonar como puedan hacerlo una conversación o una lectura. En su inmediatez reside su fuerza, y también su peligro.
Así están las cosas país... apagás la tele y dormís con todo eso que te pusieron en la cabeza, escapando a la reflexión.
miércoles, diciembre 7
La guerra
Me parece una forma de luchar contra la nueva era.
domingo, diciembre 4
¿No?
Por lo general después de un tiempo indefinido de revueltos de estómago, horas en la cama, dolores de cabeza y frenesí, empieza a ceder. Pero vomitar no es tan fácil, más cuando se trata de vomitar sentimientos, bronca, odio, incertidumbre, tristeza. Y esa parte también lleva unos días. Nunca voy a dejar de preguntarme cuando se va a detener, cuando voy a encontrar la respuesta final, la respuesta de esa pregunta que ni siquiera sé formular. Pero bueno, al menos ya puedo describir el proceso, se supone que es un paso...
¿no?
Que sea de día
A la hora del cansancio nos tiramos a mirar una peli, y el más chiquito, que no se engancha con las pelis, y tenía su primer experiencia fuera de casa, empezó a dar vueltas. Nos pusimos a dibujar cosas en el techo, con los dedos en el aire, y después de un rato me tiró "ay, ya quiero que sea de día". Todavía me sorprendo aprendiendo con ellos, admirándolos. "Ya quiero que sea de día..." El chiquito estaba luchando de la mejor manera posible con la falta de mamá, de su cama y almohada, de su zona de confort. Y como el mejor, en vez de ponerse a llorar, de flaquear como cualquier otro nene de 5 años, fijó un objetivo y lo quería ya: que sea de día. Que sea de día para haber superado esa prueba que le estaba trayendo la vida.
miércoles, noviembre 23
Circo
Me subí rápido al auto porque tenía mucho frío, y cuando al subirse bajó el vidrio le pedí que lo cerrara, porque tenía, como ya había repetido varias veces, mucho frío. Dijo "ni en pedo" y se prendió un cigarrillo, el decimoquinto cigarrillo que se prende en mi cara, con mi sola presencia que no dura más de 20 minutos. El decimocuarto cigarrillo, que se prendió del camino del auto a los 20 pasos que quedaba la puerta del edificio, me hizo mucho ruido, lo miré con la comisura del ojo e intenté recordar como venía haciendo para que no me importara su vida más que a él mismo, para no pelear, para que no me importara su muerte lenta.
El decimoquinto fué el que rebalsó ese vaso siempre lleno. Empezé a pensar en efecto bola de nieve, en cuanto vale un cigarrillo, vale más que el frío que tengo seguro, vale más que lo que tu hija te pueda pedir. Cuanto vale ese vicio en el que te refugiás, que decís que no podés dejar, NO PODÉS me remarcás a los gritos. Intenté terminarla ahí, mire para el otro lado mordiéndome la lengua... y tenías que hacerlo: como siempre que algo no te importa o te incomoda, cambiás de tema rotundamente, casi hablando por encima del otro, no conocés el silencio, el respeto. Pero ya no tolero que nadie me falte el respeto, nadie.
Empezaron los gritos, ¿cuanto valen esas vacaciones que estás esperando? en terapia intensiva, donde todos te atiendan y tengas todo el derecho de llorar, de quejarte, de tratar mal al mundo, lo pienso pero no lo digo. ¿Cuanto valen esas vacaciones donde la última vez, la Nona con su demencia senil, pidió ayuda como pudo a los vecinos porque vos no podías respirar, y todos los días consiguientes se nos escapaba al hospital a buscarte? ¿Cuanto vale tu vida? esa que me dijiste orgulloso que sabías bien como terminaba: como la mierda. Mientras te escupo palabras que ya no recuerdo, decís que conmigo no se puede hablar porque soy agresiva, te pregunto de quién lo aprendí y respondés como cristiano limpio de pecados que no sabés, no sabés... Decís que lo mío es egoísmo, que mi preocupación es cuanto me perjudica que vos no estés, de las cosas que me voy a tener que ocupar, porque soy egoísta decís. La puta madre.
No me ibas a dejar bajar dijiste, abri la puerta con el auto en movimiento y entraste en pánico. Te repito, una y otra vez, que yo sí hablo con vos, pero no escuchas, nunca escuchaste, y tengo que gritarte para que entiendas. Me hacés gritarte, me hacés querer gritarte. Que baje la voz, porque en la cara se te nota la verguenza, verguenza de que tu hija le grite al mundo lo que piensa que sos. Me agarrás de los brazos y forcejeo para soltarme y ahí nomás me soltás y con la nariz encima mío me gritás que te pegue... ni eso te merecés. "Son mi vida" andás cantando, y conocés el estribillo: si somos tu vida, que vida de mierda tenemos.
Corres como nene chiquito pidiéndome que no me vaya, te ponés de rodillas, rídiculo como novela de telefé. Me pedís por favor que me suba al auto, y te contesto: cuantas cosas te habré pedido yo por favor. Por favor no me hagas pasar por eso otra vez, por favor no fumes cuando estás conmigo. Y seguís fumando en mi cara, y te veo cada vez menos porque me enferma, me enferma salir todos los días del laburo con olor a cigarrillo encima y tener que además tolerarlo los 10 minutos pedorros que comparto con vos. Pero el cigarrillo no es el problema, que te mueras no es el problema, porque te lo dije, morite si querés, morite. Odio la persona en la que me convierto cuando estoy con vos.
El problema es la falta de respeto, el egoísmo, la irresponsabilidad. El problema es que cuando te internaron estuviste en terapia intensiva por tu condición de fumador asmático, y la gente de las otras camas se moría, los familiares lloraban en la sala de espera, pero esos familiares tenían cuarenta, cincuenta años, no veinticinco. El problema es que yo soy la que vive cerca, la que llaman para una emergencia, yo soy el adulto responsable. El problema es que no lográs conseguir una persona que te ayude con tu mamá porque sirve sólo si te cae del cielo, y mientras tanto te martirizás, decís que hacés lo que podés con lo que te tocó. Decís que cuando necesitaste ayuda NADIE estuvo... ¿nadie? SI NADIE me remarcás, y ahí la embarrás... A los gritos otra vez, fué un simple favor decís, no me dá más la garganta, es tu mamá, a mi no me corresponde limpiarle el culo a mi abuela, no tengo la fuerza física ni la emocional, no puedo pasar mas de diez minutos con ella sin ponerme a llorar, no me corresponde. Te digo, lo que podés no alcanza, te lo repito a los gritos, y me odio cada segundo un poco más. Necesito que te vayas, dejame sola. No me hagas esto lloriqueas, que estás al borde de una crisis nerviosa, y ahí sí que me hacés reír, vos no tenés idea de los problemas que tengo yo, agregás que sí arrogante, y me hacés reir otra vez... vos no sabés ni la mitad de las cosas.
No tengo porque estar pasando por esto, tengo veinticinco años, quiero estudiar, ser feliz, y con ustedes no puedo, los veo lo menos posible porque estoy mejor sola. Me perseguís una, dos, tres, diez cuadras con el auto al llanto de por favor, porque no sabes respetar las decisiones del otro, porque no tenés dignidad, decencia. Me decís que no sea mala, te grito: al menos yo no te digo zorete adelante de todo el mundo, y ahí nomás te indignás... se te ve en la cara: ¿cómo me voy a atrever a traer eso, cómo todavía no te perdoné, cómo puedo jugar esa carta?
La juego porque es mía, porque la tengo desde que nací, porque vos me diste el derecho a faltarte el respeto de tantas veces que me lo faltaste a mí. Lo tuyo es circo y que las cosas se olviden rápido, pero a mi no me sale, te lo dije, a mi no me sale hacer como si nada.
miércoles, octubre 26
Solo yo
Creo haber tomado la decisión, al menos por un tiempo, de ser esa clase de persona de la que se pregunten "¿porque sigue sola?". Voy a ser sólo yo, todo el tiempo que haga falta. En los casamientos de mis amigos, y los 14 de febrero. Sólo yo aunque vengan a golpearme la puerta, sólo yo en la sala de cine. Que digan que estoy loca, que nunca me vieron un novio, que seguro algún defecto tendré. Que hablen, y ojalá nunca conozcan mi mayor defecto, ojalá nunca sepan que de tanto amar, se me secó el corazón.
viernes, octubre 21
Sacarnos las ganas
Nos dolía la mandíbula de lo tanto que nos reímos esa noche. Por primera vez lo vi, a los ojos, directo, sin miedo. Después de no se cuantos días, no se cuantos intentos de tomarme de la mano, y no se cuantas "altas ganas" de verme, afloje. Porque quise, porque quería aflojar, quería que me abracen. Esa tarde fue un quilombo, esperas, mensajes sin contestar, enojos consigo mismo, un bardo. Me encontré con su mambo número uno, y me dió pena tanta desesperación interna. Tardé, pero aflojó, y ahí aflojé yo. Estas particularmente cariñosa me dijo, y si... es así como me gusta estar.
Cuando volvimos, me acompañó a casa, cual adolescentes nos chapamos un rato en la puerta. Al momento de despedirnos coronó con un "vos y yo, vamos a tener que sacarnos las ganas." Y yo, que había aflojado, que había estado particularmente tierna, particularmente expuesta, le contesté con media sonrisa: las "ganas" te las podés sacar sólo.
Y no podía haber estado más en lo cierto, las ganas se las sacó, vaya a saber contra quien.
Imbécil.