Mirando una de esas típicas graduaciones yankees en la tele recordé el día que me egresé de mi primer colegio. No era un egreso normal, el colegio sólo llegaba hasta noveno grado, y forzosamente teníamos que desapegarnos a mitad de camino. Ese colegio me dio amigos, maestros que no sólo enseñaban sino se preocupaban y aconsejaban, me dio un lugar cuando nadie podía venir a buscarme a la salida, y otro lugar cuando se terminaban las clases y mi casa era muy aburrida. Me dio palitos a veinticinco centavos y eso significaba dos recreos con comida. Cuando fui más grande me dio horas libres en la esquina mientras esperábamos entrar a educación física, que incluían vueltas infinitas siguiendo a los varones, segundeando a mis amigas, y hasta durmiendo siestas al sol. En algún momento llegó el día dónde todos vimos llegar el fin, por algún motivo los maestros elegían la canción para terminar el año, y ese año eligieron "tratar de estar mejor" de Diego Torres... suicidio en masa. Lloré como nunca en mi vida, desde que entré hasta que me arrancaron a la fuerza para ir corriendo al egreso de mi hermana mayor, en su colegio. Cuando a penas estaba empezando a darme cuenta que todo había terminado, uno de mis padres, no recuerdo cual, me obligó a irme. Le rogué que me dejaran, que se fueran, que yo podía volver sola (como hice muchos años ahí adentro) pero no, por algún motivo, el egreso de mi hermana valía más que el mío... Si lo vemos desde la perspectiva objetiva donde mi hermana realmente terminaba su etapa escolar, sería justo que mi egreso no valiera tanto.
En cambio, para mí, me estaban arrancando
los últimos minutos con mi verdadera familia.
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