domingo, agosto 23
Las tormentas, hacen las raices de los árboles mas profundas.
sábado, agosto 22
Dormir
Cuando el dolor, es insoportable, invisiblemente insoportable, te escapas, te vas, desapareces. Cuando no hay solución aparente, huís. Al lugar de tu mente donde nada trasciende, donde no hay realidad.
Donde no hay personas, ni vida.
jueves, agosto 20
Sujeta
Y me deleitaba cada tarde con el ritual. LLegaba del trabajo, con su largo pelo, suelto al aire. Tenia una cabellera generosa hasta la cintura, incluso más si alisábamos los bucles, pero siempre peinada al viento. En verano casi que reflejaba el sol, o se quemaba de la nada, como la hora dorada.
Ella llega, cierra con llave y deja las llaves puestas, como si fuera más rápido abrir la mañana siguiente. Pero no, ambos sabemos que es para encontrarlas a la mañana siguiente, y no demorarse. Derecho a la cocina y me besa, con un beso corto, bien dado, quizás no tan corto, un beso que se entrega en segundos, pero se entrega. Da media vuelta sobre sus pies, y aterriza al borde la cama, se saca los zapatos y cuando es verano se queda en pata, y casi en cueros. Ama el verano. Desde que entregó el beso me habla, hasta que vuelve y me abraza, siempre de atrás, un abrazo que no pueda ser sujetado.Y ahí, es cuando la magia comienza. Me dá la espalda y levanta los brazos mientras se aleja, despacio comienza a sujetarse el cabello, con el tacto de una hechicera, sujeta cada sector comenzando por la nuca, con los dedos semi-encorvados, a modo de peine, de caricia que sujeta. Hace el nudo, que nunca pude entender, con su propio cabello. Éste queda sujeto, firme, pero con la soltura de un atardecer, de un momento glorioso y frágil por terminar para renacer. Y es que ella se la pasaba con el cabello suelto, hermosamente desplegado, y levantaba miradas a su alrededor, ella lo llevaba libre, y parecía libre, pero no lo era. Cuando llegaba a casa, luego de besarme, o abrazarme, y me daba la espalda, era el momento donde ella comenzaba a ser. Allí no levantaba más miradas que la mía, la única presente, y la que la veía desnuda cada noche. Desnuda como nadie la vería jamás, vestida, pero desnuda a mí. Suelta, despreocupada de todo lo que la rodeaba, sumamente ágil, fuerte y frágil a la vez. Toda para mí. Sujeta para mí.
Ella llega, cierra con llave y deja las llaves puestas, como si fuera más rápido abrir la mañana siguiente. Pero no, ambos sabemos que es para encontrarlas a la mañana siguiente, y no demorarse. Derecho a la cocina y me besa, con un beso corto, bien dado, quizás no tan corto, un beso que se entrega en segundos, pero se entrega. Da media vuelta sobre sus pies, y aterriza al borde la cama, se saca los zapatos y cuando es verano se queda en pata, y casi en cueros. Ama el verano. Desde que entregó el beso me habla, hasta que vuelve y me abraza, siempre de atrás, un abrazo que no pueda ser sujetado.Y ahí, es cuando la magia comienza. Me dá la espalda y levanta los brazos mientras se aleja, despacio comienza a sujetarse el cabello, con el tacto de una hechicera, sujeta cada sector comenzando por la nuca, con los dedos semi-encorvados, a modo de peine, de caricia que sujeta. Hace el nudo, que nunca pude entender, con su propio cabello. Éste queda sujeto, firme, pero con la soltura de un atardecer, de un momento glorioso y frágil por terminar para renacer. Y es que ella se la pasaba con el cabello suelto, hermosamente desplegado, y levantaba miradas a su alrededor, ella lo llevaba libre, y parecía libre, pero no lo era. Cuando llegaba a casa, luego de besarme, o abrazarme, y me daba la espalda, era el momento donde ella comenzaba a ser. Allí no levantaba más miradas que la mía, la única presente, y la que la veía desnuda cada noche. Desnuda como nadie la vería jamás, vestida, pero desnuda a mí. Suelta, despreocupada de todo lo que la rodeaba, sumamente ágil, fuerte y frágil a la vez. Toda para mí. Sujeta para mí.
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martes, agosto 18
Son cajones que se cierran para que nadie los vea, son palabras que no pude decir.
Arbol
lunes, agosto 17
¿Cuantas veces habrá que morir para empezar a vivir?
Ya llevo unas cuantas en mi haber,
dos por el momento,
y pronostico que ésta que enfría mi ventana,
es una más de esas donde muero lento.
Ya llevo unas cuantas en mi haber,
dos por el momento,
y pronostico que ésta que enfría mi ventana,
es una más de esas donde muero lento.
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Duermo, tengo hambre y luego sueño, entonces no quiero comer, y si como, duermo, pero no sueño.
Cierto confort
Y otra vez, acá estoy, acá estamos.
Pasamos la tormenta, volando en una nube,
y acá estamos,
otra vez,
acá abajo.
Este lugar nunca cambia, siempre me espera.
Cuando dejo las distracciones, siempre me abre la puerta,
Cierto confort debe de tener (no todos los lugares permanecen para mi).
Pero éste es especial, éste me recuerda la vida que no vivo, las horas que duermo, me muestra las enormes cosas que hice y las recubre de polvo. Y aunque de vez en cuando me pincha los costados, me martilla la cabeza, me rebota de un lado a otro de la habitación,
cierto confort debe de tener.
Pasamos la tormenta, volando en una nube,
y acá estamos,
otra vez,
acá abajo.
Este lugar nunca cambia, siempre me espera.
Cuando dejo las distracciones, siempre me abre la puerta,
y la cierra.
Cierto confort debe de tener (no todos los lugares permanecen para mi).
Pero éste es especial, éste me recuerda la vida que no vivo, las horas que duermo, me muestra las enormes cosas que hice y las recubre de polvo. Y aunque de vez en cuando me pincha los costados, me martilla la cabeza, me rebota de un lado a otro de la habitación,
cierto confort debe de tener.
domingo, agosto 9
El dia
El día que llegues, no voy a hacer ningún esfuerzo para que te quedes.
Si sabes de que hablo,
no voy a peinarme, ni me pintaré las uñas.
Vestiré lo que más feliz me haga,
sin importarme si te agrada.
Reiré fuerte, desde adentro y todo para afuera,
quizás con un poco de saliva,
de la misma que condimenta nuestros besos.
Voy a preocuparme si, por lo que quieras cenar,
que con tu estómago contento,
me garantizo dos o tres mimos de repuesto.
Si sabes de que hablo,
no voy a peinarme, ni me pintaré las uñas.
Vestiré lo que más feliz me haga,
sin importarme si te agrada.
Reiré fuerte, desde adentro y todo para afuera,
quizás con un poco de saliva,
de la misma que condimenta nuestros besos.
Voy a preocuparme si, por lo que quieras cenar,
que con tu estómago contento,
me garantizo dos o tres mimos de repuesto.
Y puede que te vayas,
por un rato, o para siempre.
De cualquier forma,
no voy a esforzarme para que te quedes, no voy a rogar que regreses a la cama,
que faltes al trabajo,
que me des un beso más.
por un rato, o para siempre.
De cualquier forma,
no voy a esforzarme para que te quedes, no voy a rogar que regreses a la cama,
que faltes al trabajo,
que me des un beso más.
No haré nada por procurarme un poco más de ti,
ni falta que me hará,
porque si te quedas,
si acaso vuelves,
ya será tu amor quien golpee esta puerta.
ni falta que me hará,
porque si te quedas,
si acaso vuelves,
ya será tu amor quien golpee esta puerta.
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Tanto corazón
De qué sirven estos suspiros en el alma, llenándolo todo de nada. ¿Cuál es el sentido? Querer dejarlo todo, y no tener nada. Querer dejarlo todo, a un costado. Tenerlo ahí, por si acaso sirviera de algo, y dejarlo olvidar. Hacerlo parte del mobiliario, con el tiempo, apoyar en el una taza a medio tomar, y las llaves cuando el día comienza a bajar.
De que vale tanto corazón,
sino cabe entre los sesos,
tanta esperanza.
sino cabe entre los sesos,
tanta esperanza.
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lunes, julio 27
Dulce rutina
Desayunemos luz esta mañana.
Abramos la ventana,
que el sol se sienta a la mesa.
La brisa cálida rondará los recovecos,
entre el pan, tus manos, y el café,
bailarán los restos de la noche que pasó.
bailarán los restos de la noche que pasó.
No podremos más suavizarnos los contornos,
los papeles llaman apremiantes,
no podremos más recorrernos los silencios
pero es solo por un rato, caminante.
Y solo en este rato,
Y solo en este rato,
tu sonrisa de jugo, cereales y suspiros
se prepara omnipotente para el día inexistente,
y la noche que vendrá.
Donde los papeles se nos vuelen
en las sombras del cortinaje,
se detenga este apetito
que de tí y de mí nos nace.
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