Muchas veces me encontré sola, igual de tantas otras encontré amistades profundas, y algunas pasajeras. De ninguna me arrepiento, todas trajeron aprendizaje a mi vida. Todas estuvieron ahí porque yo así lo decidí, y por el mismo motivo se han ido también. Sucede que cuando se descubre qué es lo que realmente se puede sentir en esta vida, ya no hay vuelta atrás: nada va a ser mejor ni más necesario que ese profundo sentimiento. No es un camino fácil, y de hecho debemos transitarlo todos los días para recordarlo, pero es seguro que trajo a mi vida un gran porcentaje de amor. Aún me sorprendo viendo como amigos de los que no sabia nada hace años, aparecen en fotos actuales abrazados a esas personas que tanto despreciaban o tanto daño les habían hecho por aquellos tiempos, más aferrados a la constancia misma que al amor. Todo cuanto nos suceda esta ligado a las elecciones que hemos realizado, o que podemos realizar. Se trata de hacerse responsable por entero de nuestra propia vida. Todos y cada uno de los momentos que nos perturban pueden ser modificados con un solo cambio en nuestra elección, un cambio firme que bastará para que la sonrisa comience, al menos, a gestarse dentro nuestro.
Como quien dijo alguna vez: lo importante no es lo que sucede, sino lo que hacemos con ello.
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