lunes, enero 8

Tres maestros

 Quisiera estar escribiendo estas palabras en mi blog, donde me siento como en casa... Pero no. Esta casa es nueva y acá las incomodidades están a la orden del día. Dicen que si hay incomodidad, es porque algo está cambiando, y a mi eso me hace sentido. La incomodidad lleva a moverte de lugar, a querer salir de ahi, y ahi es que viene la cuestion que me tiene dando vueltas en la cabeza.

Otra vez, presté dinero, otra vez, mil excusas disfrazadas de disculpas. Y que hice? Puse límites, y que pasó? Se enojaron, obvio, se sintieron "presionados". Cual es mi postura responsable me pregunto? Para qué lo hago? Que precios pago por mis acciones? Qué estoy generando desde acá? Ah.. esta última es la que me hace ruido. Qué estoy generando? Generé que personas nuevas en mi vida casi me agredieran, generé que dijeran montonazo de cosas de mí sin conocerme, y pienso, los puse incómodos, y no les gustó un carajo. Generé que esas personas me abrieran su corazón desde lo más profundo en reiteradas ocasiones y luego se sintieran atacados? Vulnerables? Al borde.

Fueron 3, con el primero los límites llegaron tarde, me tomó por completo y ni cuenta me dí hasta que todo estaba muy podrido. Con el segundo puse el foco realmente afuera, me la jugué y estuve presente aunque sabía que no tenía yo beneficio alguno, o quizás si? Ese bendito reconocimiento? No sé, no veo que haya sido eso, pero ahí sí creo que puse los límites a tiempo, y llegaron justito para no sentirme mal por haberlos puesto, ni veo que haya generado demasiada revolución tampoco, se terminó el vínculo sin más vueltas. Con el último es que no estoy viendo claro que fué lo que pasó, otra vez dinero, otra vez una persona diciéndome que no entiende como puedo amarlo, y al día siguiente ponerle límites? Decirle lo que me incomoda? Bueno en verdad lo que dijo fué al día siguiente decirle "cara rota" por venir a pedirme más dinero cuando todavía me debía. Y cuando digo otra vez, me refiero a que otra vez, como con el primero, tenía delante una persona que un día blanco, y al otro negro, solo que ésta se espejaba y me lo decía sobre mí. Y es que bueno, está claro que sí, tengo esa capacidad de amar bien fuerte y también vivir junto con eso todo lo demás. Sólo que con este lo vi clarito clarito, no me estaba aceptando entera, sólo le agradaba estar conmigo cuando todo era risitas y hablar de sus miserias, pero cuando tocaba decirle las cosas de frente, entonces yo era "demasiado", lo estaba "presionando", "hostigando".

Que dificil, es como que poner ese foco afuera, termina borroneando mis límites personales y para cuando necesito aclararlos ya el otro está completamente pasado de rosca y lo agarro ahí, con una pierna adentro, otra afuera, y un dolor de huevos tremendo. Qué es lo que no estoy viendo? Mi psico me dijo algo que me quedó, "porqué les tomaste cariño si no había ese feedback?" Para qué me pregunto yo. Son como el fiel reflejo de mis viejos, quererlos así, como son, aunque no me brinden nada y me lastimen de vez en cuando. Entonces para qué? Para seguir teniendolos a ellos presentes de alguna forma? Para sentir que mis viejos siguen ahi? Para rendirles honor? Para recordarlos? Elijo recordarlos de otra manera más conciente y menos dañina...

Esto sí lo veo, fueron 3 maestros impresionantes de este ultimo tiempo, uno atrás de otro, repitiendo la misma situación. Gente nueva, con mucho afecto, mucha confianza repentina, prestándoles dinero, y perdiendo el vínculo a cambio. Igualmente hay algo más, los 3, en mayor o menor medida, me brindaron la oportunidad de hacerme valer, de yo misma reconocer mis limites para no dejarlos entrar en mi subconciente, ninguno de ellos pudo llegarme con todas las cosas que dijeron, el primero y el último directamente agrediéndome y sacando conclusiones que nunca dejé entrar porque sé bien que no es de mí que estaban hablando, ambos dos usaron frases y palabras que no entran en mi repertorio, palabras que definen como se sienten ellos mismos, que hablan de lo que tienen en su interior y con lo que lidian. Y el segundo completamente en su ombligo, tomando hasta el cansancio de mi tiempo y energia sin siquiera preguntarse quién soy, y tampoco, no me dejé tomar, hasta acá le dije, porque yo valgo también. Tres victimas plenas, sin protagonismo en sus vidas, sin responsabilidad respecto de lo que desean, lo que elijen, lo que callan.

Y qué me está pesando entonces? Lo que digan los demás, otra vez. En mi cabeza se arma un jurado de gente opinando respecto de lo que dirán estas 3 personas de mí, y lo que ellos mismos como jurado sumarán a esa conjetura. Y ahí, la verdad, es cuando hoy elijo pararme orgullosa en ese juicio y defenderme solita, porque se bien para qué pasó eso, porqué lo hice, y lo que aprendí al respecto. Aprendí que valgo, aprendí que estoy aprendiendo, y que lo que dicen los demás, habla más de ellos que de mí. Tambien aprendí que les guste o no, con mi pasar por sus vidas encontraron momentos de mucha luz, nos cruzamos, vieron algo distinto, y algo se encendió. Y aunque ya no me elijan, sé que les mostré una nueva posibilidad. Sé que aunque sigan eligiendo su oscuridad por ahora, ya sus vidas no van a ser las mismas. Quizás es un nuevo giro, encender, mostrar luz, ya sabiendo que el reconocimiento no va a llegar.

Pero para qué no? Esos extremos... 

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