jueves, mayo 26

Agrandando los vacíos

- Llegué destruido de laburar, pero tengo ganas de verte! 

Y yo también, tengo ganas de verte, o quizás sean más ganas de tenerte al lado mientras duermo, de poder darte un beso cuando me despierto, o me cocines las cosas que me gustan. Porque a decir verdad, no siempre tengo ganas de verte, más bien son frecuentes las ganas de tenerte, y honestamente, no es algo que vaya bien combinado. Querer tenerte, con pocas ganas de verte, me dice que algo no anda bien.

Te voy a ser honesta, cada vez que llego a casa, después de haber pasado el día juntos, sólo pienso en que tengo que dejar de verte, de vernos. Funcionando como dos engranajes, fríos, combinados pero rígidos, sin más propósito que el mismo cometido, una y otra vez. Tengo que dejar de sentirnos cerca, porque cerca no implica cariño, cerca no es necesariamente el abrazo después del orgasmo. Porque cerca, en nuestro caso, es mucho muy lejos. Es más bien cerca del fracaso, del vacío.

Yo no quiero abrazarte, porque leo en tu cuerpo que vos tampoco, leo en tus silencios mirando el techo, que no estás mirándome a mí. Y yo tampoco puedo verte, porque te miro, pero no encuentro nada, no hay nada que quieras mostrarme, no hay nada que dejes ver. Y me miro, me miro con tus pocas ganas de mirarme, y pienso que merezco algo mejor, que puedo tener algo mejor.

No es que seas un mal tipo, para nada, me gusta que me charles, me aprietes, que compartamos el afán por la buena comida, me gustan tus lunares, tu pelo sin peinar... sólo creo que nos estamos llenando los vacíos, y a su vez, los hacemos más grandes, más evidentes.


-. ¿Qué hacés a la noche?
Podríamos vernos.

jueves, mayo 19

Mis demonios

Es una lucha constante, que espero algún día librar. Hoy, por ejemplo, me doy cuenta que nunca me dijeron que yo podía, que era muy capaz de hacerle frente a la vida, al miedo.
Hoy sé, sé bien qué si lo soy, porque me construí sobre esa base, sobre el deseo de encontrar las cosas que no se me decían. Me construí alentándome a mi misma, con mi voz, diciéndome que no tuviera miedo, que yo podía.
Y hoy, me doy cuenta que junto a esa voz, está el demonio de lo que no fué. Él creció dentro de mí, a la par de mi propia voz, y cada vez que la escucho diciéndome que puedo, lo escucho también a el. Me pregunta si estoy segura, si será cierto... porque no hay más voces que la mía, nadie más piensa que yo pueda, se muestra preocupado, temeroso,  no vaya a ser cosa que haya sido todo un invento mío.

domingo, mayo 15

Que duela

Ya no me conformo, nunca más. No voy a inventar cariño donde no exista. Quiero alguien que me arrope, me adorne, me adore.

Quiero quien me espere para comer, me bese para dormir, me duela para partir.

martes, mayo 10

Ser feliz

Me defino como una persona feliz, y no alegre, sino feliz. No digo alegre porque no suelo andar con la sonrisa puesta, con el chiste a mano. Digo feliz porque elijo equivocarme sin sentirme mal, elijo el abrazar mis errores al segundo de haberlos cometido. Ya no vivo con la piña en la pared, con el grito: la reflexión es mejor concubina. Y lloro, aprovecho y lloro cuando necesito, porque prefiero llorar a maltratar, a maltratarme. Elijo desahogarme en vez de gritar...

Elijo sanar.