Cada segundo que comparo esta lleno de felicidad, y de miedo. Pavor. No te das aún una idea cuanto morí ese día, y todos los siguientes. Te maldije una y un billón de veces, porque sabía que era mentira, muy adentro sabia que vos y todas tus ideas aún me amaban. Pero fue ese algo, que hoy sufro cada vez que discutimos, fue ese algo el que me separó de tu sonrisa. Se adhirió a mi durante 4 meses y 26 días, recordándome que no existía, que no vivía. Atándome noche tras día, y día tras noche, al recuerdo doloroso de tus palabras. De todas ellas. Como un demoño del pasado que susurraba dentro de mi alma, que salía a divertirse cuando menos lo esperaba. Cada segundo era un infierno, el entero universo repetía tu nombre. Y junto con el universo, mi mascara de orgullo se debilitaba de a montones. Perdí el control de mi, las emociones brotaron y ya no las pude contener. Un día desperté y ahí estabas, tan brillante como la primera vez, con esa expresión de odio y amor al mismo tiempo, desde ese día me di cuenta: Me aferré tan fuerte, que hoy lo único que duele es pensar cómo te dejé ir, y cómo en mi sano juicio permitiría hacerlo otra vez. Y reencontrarme con el demonio que habitó en mí. Desde ese día me dí cuenta:
"El amor concede a los demas el poder para destruirte"
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