domingo, febrero 3

Grande mi amor

Cada vez que te ponías esa remera que te gustaba, que te sacaba una sonrisa, y entonces yo te decía que me gustaba también, aunque fuera por verte sonreir. Todas las veces que con miedo, me contabas que tenías planes sin mí, y yo te alentaba, a que hagas lo que quieras, porque éramos libres dentro del amor, y después lo afirmaba disfrutando cuando me contabas qué tal te fue. También, cada noche que decidiste darte media vuelta sin explicación, y me quedé a pesar del dolor. Y todas las veces que tu vida era tuya y nunca nuestra, pero sobre todo, el día que me dijiste que no sabías qué, que no creías que fuera así, y que había sido lo mejor que te pasó, ese día, cuando me fuí a pesar de querer quedarme, ese día,


amarte me hizo grande.

Distinto al resto

Siento la necesidad de empezar a ser alguien, de llenarme de personas que me complementen y completen. A veces miro los contactos en mi celu buscando un mate, un abrazo, y qué vacío encuentro, en el alma siento que mientras más miro la pantalla más me estoy perdiendo. Quiero contacto real, vivo, feliz, quiero ser parte de algo más, algo verdadero. Miro mi vida y todo transcurre ajeno, distante, frío como las pantallas que nos rodean, y condicionan. Tengo mezcla de miedo y felicidad, porque sé que no cualquiera puede verlo... y lo estoy viendo, directo a la cara, sin tapujos: quiero otra cosa para mí, otra calidez, otras semillas, otras raices. Quiero algo distinto al resto.