domingo, octubre 25

Enojos

Decidí no enojarme, no enojarme más. He decidido dejar de almacenar rencores, gritos, nudos en el estómago. Cuando tomé la decisión me enojé, solo me enojé más. Pero hoy, tiempo después, ya no decido, ahora construyo. Construyo paciencia, dia a dia, para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Construí un eje, donde pararme cuando tenga que pensar. Un eje, que me hace evaluar el valor del enojo, el resultado del enojo, el beneficio del enojo, antes de tenerlo. Y es que de todos los vicios, el rencor es el peor. Cuando entramos en el campo del odio, nos queremos quedar ahí. Como tobogan de salida fácil, ante una escalera de mil pasos. En la rápida bajada, engordamos de resentimientos, deformamos nuestros cuerpos a cuesta del rencor, pero todo fluye tan naturalmente, que no entendemos lo difícil que va a ser volver a subir, cuando no hay escalones. En cambio, en el camino del perdón, fortalecemos nuestras piernas, mejoramos nuestra respiración.

Ayudamos al corazón.

Elecciones 2015

Como les explico que no creo en este sistema, que no me siento privilegiada por poder elegir. Como les explico que no creo, en ninguno de esos que dicen "nos representan". Como les explico, que elegir el menos malo, no me genera ninguna gracia. Si nadie me dió a elegir, esta forma de vivir, nacimos en democracia, y entiendo los beneficios, pero puedo ver la perdición cuando hablamos de política, de nuestra política. Porque prefiero hablar de salud, de amor, de educación, abrazos y plenitud.  "Gracias a ellos" estamos como estamos,  y no lo creo, gracias a nosotros es que estamos, bien o mal, pero estamos. Como les explico que no se cual es el camino, pero entiendo que por acá no es. No hay líder que me represente, y no puedo doblegar mi conciencia, conformarme con elegir el que mejor competencia le haga al otro. Si ganando, perdemos igual. Y me van a mirar raro, la mayoria me han hablado de mi derecho, de mi privilegio por poder elegir, pero de qué privilegio me hablan, si yo aca no tuve elección. Andá, ya tenés 18, elegí y hacé valer tu derecho, y pongo un papelito en un sobre, que huele a teatro. Que es la edad, que no soy conciente del beneficio, que antes podías ir a comprar pan, cruzarte un falcon verde, y no volver. Pero ahora podés ir a comprar pan, y no volver, no porque te lleven, sino porque te claven ahí para siempre, porque te claves para siempre en un ínfimo lugar del mundo, donde alguien quería lo que vos tenías, plata, objeto, inocencia, y te lo arrebató porque cree que puede, que no va a pasar nada si se lleva tu último suspiro. Y no es que crea nomás, lo sabe. Como les explico, que algo tiene que estar mal. Que no creo en el modelo electoral, no creo en la política de hoy. Ni por uno, ni por otro, sino por todos. Que no me voy a quejar después, porque en realidad, siempre voy a tener una queja dentro, que me impulse a ser cada día mejor, y cambiar de mi vida, lo que no puedo cambiar en el mundo. Sin importar quien gobierne, quien salga en cadena nacional o ponga más linda la capital. Pero no lo comparto, no lo digo, no lo hablo, porque estamos enviciados de oposición, y por pensar diferente, dicen que estoy mal, cantan que me equivoco. La tienen re clara. No tengo nada que ocultar, pero prefiero evitar la riña, la crítica destructiva, el ceño fruncido. Prefiero proteger mi pensamiento, mi cabeza, mi inteligencia, esa que construí de adentro para afuera.

Como les explico que no fuí a votar.

Must be

Entendiste que el amor, no es un tema de piel, tiene que existir algo más.
Que la piel está, debe estar de la mano del amor, pero el amor viene luego.
Luego del suspiro final, viene la verdadera entrega,
el momento ínfimo donde su aliento es el unico lugar seguro.
Y es que compartir sábanas no habilita el corazón,
tiene que existir algo más.
No hay momento que se le asemeje, compartir el corazon,
es despertarse con los pensamientos del otro.
Dejar el alma en el cuerpo de al lado para descansar como Dios manda.
Sin reservas, siempre del todo.
Besar todo, abrazar todo, apostar todo.


 Tiene que existir.

martes, octubre 20

Atardece

La hora exacta donde las lamparas del alumbrado municipal se van encendiendo, de una en una, absorbiendo la luz remanente. Donde todo esta a punto de terminar, pero también empieza. El momento donde nos despedimos. El lugar hacia el que miremos, mientras se aleja el sol.
Ese momento exacto, variable, inevitable, y efímero, donde otro día muere.

sábado, octubre 3

Ansiedad

La ansiedad,  ese sentimiento de ardor en el pecho por conseguirlo todo. El todo máximo, el todo inalcanzable, el todo ya, en este instante. La utopía urgente, desesperada y siempre incompleta de querer un mundo de satisfacciones al instante. La adrenalina que nos motiva a latir 220 veces por segundo, nos persigue, nos aplasta. La ansiedad, el castigo de los incompletos, la expresión abrupta de la frustración. La urgencia, como sentimiento gobernante de nuestro corazón.