Soy concientemente feliz, como nuevo estado general. Aunque hay una penita que no se vá, que ataca en los días grises, que se repite, desde siempre. Hace su trabajo fino y se oculta demasiado bien. Es la que me recuerda que al final del día, no hay con quien compartir. No hay un amigo, no hay un hermano, un padre, o mucho menos un amor.
No hay con quien compartir, con quien conectar.
No hay comentarios :
Publicar un comentario