sábado, noviembre 28

Cómo ayudar al deprimido

Es muy común el hecho de no poder ayudar a una persona que se encuentra en un estado depresivo, sobretodo si jamás han vivido la experiencia. Para entender un poco mejor primero analicemos al deprimido:
Esa persona no está en condiciones de ver nada que sea mejor que lo que la está lastimando, incluso es probable que no sepa concretamente porqué sufre y la posibilidad de encontrar algo más agradable en que pensar es inexistente. No es de ayuda el querer demostrarle que hay desgracias peores, el individuo puede hundirse en el pensamiento de saber, efectivamente, que hay cosas peores y sentirse más miserable por el egoísmo de estar sufriendo por nada. A una persona que está atravesando un estado depresivo nada la entretiene, nada le divierte, nada.
La clave está en poder activar nuestra percepción y empatía para poder inducir al doliente en un camino de progreso imperceptible a sus sentidos. No hay que darle órdenes,  ni ejemplos, simplemente inducirla, llevarla a realizar acciones que por si misma no haría. Pedirle favores, solicitar compañía, casi como si fuera nosotros quienes necesitamos ayuda. Y evitar así que está persona note que está haciendo algo por si misma. Si nos limitamos al común error de decirle qué es lo que debe hacer, no lo hará, recordemos que el deprimido no es capaz de entender qué le hace bien. Si queremos ayudar, es nuestro deber encargarnos de que esa persona haga lo que necesita, y la mayoría de las veces funciona cuando cree que no es para su beneficio.
La depresión es una enfermedad silenciosa, que a menudo es ignorada por las personas más cercanas al núcleo. Por eso, si notas que esa persona está durmiendo demasiado, utiliza palabras desalentadoras para si mismo, no sostiene una risa por dos segundos, y dejó de hacer las cosas que más le gustan, prestá atención, es probable que necesite tu ayuda, pero no la quiera recibir.

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