domingo, noviembre 30

Ciegos

Sabía que era hondo, pero igual me metí, tan profundo tenía que llegar para recordar esos días. Para sufrirlos, para vivirlos, una vez mas y poder perdonar. Y solamente pude entender, todo lo indicaba. A la vuelta vislumbramos la peor neblina que hubieramos imaginado, no veíamos nada a más de 100 metros. Estábamos ciegos, de dolor, de niebla y rencor.
Y solo vi, como todo combinaba, vi la niebla y no pude perdonar nada.

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