Me gustaste desde el primer momento, teníamos todo en común y vos una sonrisa que derretía cualquier humano. Nos conocimos y entre risas y cerveza me dijiste un montón de cosas del corazón. Y yo me enganché fuerte a eso. Un día tuvimos un problema, otro día tuviste más de uno, y de ese tiempo de corazones y coincidencias, a este tiempo de incomodidad y dudas, pasó muy poco. No sé cómo, me enganché a una idea tan tuya y profunda que nunca vi todo el camino que me falta recorrer, recorrerte. La verdad, cuando te vas, me siento triste y enojada a la vez. Ahora te miro y veo solamente un muro, enorme, latiendo, temblando, delante de un corazón asustado, que no me mira, no me conoce y no quiere jugar a nada.
Y honestamente, no sé si tengo fuerzas, o ganas, para cruzarlo.